Perder la cabeza

Algo está mal cuando súbitamente aparece frente a ti una cabeza.

No la distinguí al principio. Hacía anotaciones sobre “El barco de la Muerte” de B. Traven y mi mente estaba en otro lado; mis ojos no eran conscientes de lo que rodó en los límites de su campo visual. Estaba en el libro, tratando de imaginar cómo sería trabajar de paleador de carbón en las calderas de un barco a vapor, el valor que se requería para resistir una vida de perros en el mar.

Al regresar a este mundo, como por reflejo, mis ojos recordaron la zona donde detectaron movimiento. Me rasqué la nuca y, al enfocar, me la quedé viendo un momento sin reaccionar. Algo no cuadraba: la mesa azul, mi libro, mi libreta, una cabeza, mi lámpara, el estudio, el atardecer, la cabeza, la pluma, la taza de café, una ¡cabeza! Brinqué sobre la silla. ¿En qué momento…! Sentí muchas cosas y asco: esos ojos prominentes viendo para todos lados y algo que parecía ser una nariz… ¡cómo puede ser!

Estaba como seca, parecía tener varios días, semanas. Me quedé quieto, observándola, buscando una explicación. Tuve más comezón, algo me picaba en la cabeza, el cabello, el cuello. Me levanté con asco. Voltee para todos lados despacio: la puerta estaba cerrada, la ventana también. Estaba solo, ni moscas. ¿Qué ocurrió, cómo llegó esto aquí?

Lo único que hice fue tomar una pluma del bote, prender la lámpara, abrir el libro, la libreta y leer. Leer, imaginar, anotar, leer, algo se movió, imaginar, anotar, revisar lo anotado, leer, regresar, una cabeza.

Sentí más cosquilleos picantes en la cabeza y me la sacudí como loco: ¿y si tengo una en el cabello y si hay más por aquí? Me calmé (un poco): ¿de quién es? Está un poco blanca, tal vez por el tiempo que lleva muerta. Parece de una mosca, ¿será de una mosca? ¿blanca? ¿cómo pierde una mosca la cabeza? Los ojos parecen de mosca, pero esa nariz o trompa o lo que sea parece de otra cosa. 

Fui por una lupa mientras trataba de explicarme cómo llegó a mi: ¿volaba, murió en el aire y al caer se zafó la cabeza? o ¿la traía en la cabeza, me rasqué, la maté, me seguí rascando, la partí, se cayó? ¿la traje todo el tiempo en la ropa? Como ese gusano que se me metió bajo el pantalón en París: lo traje toda la mañana dándome vueltas. Sólo sentía cosquillas, algo de comezón, primero en la espinilla izquierda, en el muslo derecho. Pensé sería resequedad de la piel o algo de la ropa, el jabón de la última lavada que no salió, nunca un bicho. Sentía un poco de comezón aquí, allá, ahí, hasta que al sentarme en el metro sentí clarito algo que se retorcía en la rodilla al quedar aprisionado por el doblez de la mezclilla. Puse la mano, sentí un bulto, movimiento. Me levanté, grité, bailé en el vagón mientras aplastaba con las manos eso que traía bajo la ropa para que no escapara, no me picara. No sabía qué era ni qué hacer (supe que era una especie de oruga con una cola verde hasta quitapaloma-libro-moscarme el pantalón) y corrí al primer baño mientras todos a mi alrededor me veían con sorpresa o espanto o diversión o todo junto.

¿La traía en el cuerpo? Me levanté de la silla de un golpe. Me comencé a rascar todo el cuerpo. Me quité el suéter, el pantalón, me sacudí la cabeza con desesperada comezón. Necesitaba encontrar el resto del cuerpo. Nada: cabellos, caspa y ningún cuerpo. Ansiedad y comezón. Seguro anda bajo mi piel, se me ha enterrado. Está en estado latente con huevecillos esperando eclosionar para luego ser larvas que harán dolorosas galerías mientras se alimentan de mi piel mientras doctores me ven sin saberme diagnosticar:

No tienen nada señor, debe ser estrés, la vida moderna, la contaminación, las malas noticias. Deje de preocuparse y rascarse. Cambie de trabajo. ¿No puede? Ya ve, mejor cálmese. Tome esta receta, tome esta pastillita, tome unas vacaciones y tome la cuenta. ¿Le parece caro? Su salud no tiene precio, además no le estoy cobrando la consulta, sólo los honorarios, la receta y lo de la medicina. ¿Muy cara? Deje le anoto el genérico, pero le advierto que no respondo por los resultados. Relájese. Señorita Pilar, ya se van, no les cobre la consulta, sólo… ándele, sí, eso ya sabe cómo. ¿No trae efectivo? Aceptamos tarjeta, menos American. ¿A meses? Señorita Pilar, ¿podemos cobrar a meses? Entiendo, gracias Pilar. Claro que puede pagar a meses con intereses. No es tanto, además, su salud es primero, para eso es el dinero. Ándele, me habla en dos semanas a ver cómo sigue. 

De especialista en especialista. 

¿Con qué doctor fué? ¿Con ese? Con razón. Lo conozco bien. ¿Pagó con Tarjeta? Le apuesto que le cobró un ojo de la cara por 15 minutos de consulta. ¿A meses con intereses! Ya ve y si se descuida hasta le hipoteca el riñón. No sabe nada, es un mercenario. Mire, está mal que yo lo diga, pero muchos colegas dan vergüenza. ¿Qué seguro dijo que tenía? Ajá. Le digo, muchos son incompetentes, pero sobre todo poco éticos: recetan cualquier cosa y dicen que sólo le cobrarán media consulta quesque porque no tiene nada y es puro estrés y ese salpullido no es estrés, son reacciones a las larvas. Sí, luce mal, pero no es grave, lo vamos a recuperar. ¿Cobertura amplia? A ver, deje ver su aseguradora… sí, señorita Lupita, verifique si trabajamos con esta empresa. No se apure, todo va a estar bien. Tanta escuela patito, tanto charlatán suelto. Si, Lupita, ¿ya checó? ajá, mjú. Entiendo, muy bien. Tiene muy buen seguro, es usted afortunado. ¿Dónde dice que le picó? Ajá ¿Una cabeza? Mjú. ¿Ve cabezas con frecuencia o es la primera vez? Ajá. A ver, deme su brazo: ¿le duele aquí? No. ¿Acá? ¿Tampoco? ¿Qué raro? A ver, voy apretando, voy apretando, si le duele me dice… ¿así? más… ¿ahora? poquito más fuerte, poquito más…¿Ya? Ya ve, ya le dolió, ahí trae algo. ¿Dolor de cabeza, diarrea? ¿entonces unas moscas? mjú, pues sí, suele pasar. Mire nomás la dermatitis que trae, los ojos…
Mire va a pasar con Lupita, le va indicar su habitación y luego procedemos a los estudios de sangre, orina, copro, la colonoscopia, tomografía de torax, periapical, cráneo y mañana vamos con las de espirometría, cardio, ocular, Rorschach. Lo que sea, lo vamos a encontrar y en menos de lo que piensa estará de vuelta en casa. Está en buenas manos y no se apure, el seguro cubre todo-gracias-a-dios. Lo importante es su salud, que esté bien, su familia, seres queridos. Échele ganas, ya verá. ¡Lupita!

Y así, estaré dando tumbos, hasta que una larva alcance mi cerebro para un final microscópicamente lento, dolorosa incubación. ¿Cuánto tarda en incubarse una mosca? La mosca blanca ¿es mosca?

Tomo la lupa, observo al bicho detenidamente. Me rasco en el brazo, la cabeza. No sé que quiero encontrar, sé poco de moscas y nada de otros bichos. ¿Cómo distinguirlos por la cabeza? Siento necesidad de girarla para verla bien, debo saber qué es para explicarle al doctor. Me rasco. En el bote donde estaba la pluma recuerdo tener un clip o un alambre. Volteo el bote sobre la mesa: una goma, un lapicito, dos clips y… guácala. Me levanto de la mesa, suelto el bote, cae al suelo y rebota quien sabe donde.

Me rasco el cuello con violencia y observo el cuerpo sin cabeza de un insecto alado. Estaba al fondo del bote donde guardo las plumas. Las patas desprendidas por un lado, el cuerpo con alas por el otro. Me rasco por todos lados. Me levanto, separo las cosas. Sólo queda el cuerpo blancuzco y descuartizado sobre la mesa rodeado por un polvillo blanco. No es una mosca. Es más grande, como una palomilla. Observo el polvillo y noto que algo se mueve, diminutos seres, dos, tres, cuatro… diez gusanitos, larvas, son larvas. Larvas devorando el cuerpo. El ciclo natural de la vida. Obvio, el bicho debe llevar varios días muerto dentro del bote.

cuerpo

Me tranquilizo un poco al entender cómo ocurrió todo. No lo tengo bajo la piel, ni lo traje conmigo en la ropa o en el pelo. Nunca lo tuve. Seguramente cuando saqué mi pluma para anotar, se vino pegada la cabeza de alguna forma y así fue. Listo. Fue la pluma, estuvo ahí dentro con el bicho y por eso. Claro. La pluma. Pienso en la pluma. La cochina pluma, la pluma que me puse en la boca, la pluma que estuvo en contacto con el cuerpo en descomposición, las larvas; la pluma cuya tapa quité con los dientes, que tomé con las manos, que me puse en la oreja, toqué con la lengua, que chupé… y mientras, entre los bellos de mi brazo veo como se retuerce una larva, dos, tres…

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